Archivo del Autor: José María Tamparillas

31/05/2011 Feria del Libro en Huesca – Diario del Alto Aragón

La verdad es que la gente del Diario del Alto Aragón siempre se han portado muy bien con nosotros. Nunca se olvidan de enviar a alguien para cubrir, aunque sea mínimamente, cualquier evento.

Tanto José María, como Óscar, como Roberto se lo pasaron en grande y firmaron unos cuantos ejemplares.
Desde aquí quieren agradecer a todos los que acudieron y se interesaron, esa presencia y ese apoyo.

Gracias Huesca

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Firma de ejemplares en la Feria del Libro de Zaragoza, 5 de Junio

Firma en el Feria del libro de ZaragozaNuevas leyendas aragonesas en la Feria del Libro de Zaragoza 2011.

Podrán encontrarnos en la caseta de la editorial Mira durante todo el día, el domingo 5 de junio.

Compartiremos tinta, sonrisas, palabras, ideas y lo que haga falta. Incluso firmaremos ejemplares a quien lo desee.

Feria del Libro de Zaragoza:
Del 27 de Mayo al 5 de Junio.
Plaza de Aragón


Firma de ejemplares en la Feria del Libro de Huesca, 31 de Mayo

Feria dle libro de Huesca

Cartel anunciador

De partida, Roberto Malo, Óscar Bribián y José María Tamparillas firmaremos ejemplares del libro a quien sea menester firmárselos, charlaremos con los lectores, pasados, presentes y futuros, si es necesario nos tomaremos unas cañas en la maravillosa ciudad de Huesca, con el motivo de su Feria del Libro 2011

Todo ello en la caseta de la editorial Mira Editores

Martes 31 de Mayo
Desde las 18: 00 hasta las 21:00

Si el tiempo y las circunstancias no lo impiden, claro


Lee un fragmento de cada novela

¿Curiosidad? ¿Una cierta comezón?
No hay problema; los autores y al editorial ponemos a su disposición un adelanto de cada una de las novelas breves -en formato pdf– que componen Nuevas leyendas aragonesas para que vayan abriendo boca.

   Hijos del hielo  (David Jasso)

   La Leyenda de Escriche  (Óscar Bribián)

   Señor del Moncayo  (Fermín Moreno)

   El rayo rojo  (Roberto Malo)

   Tierra de brujas y endemoniados  (Juan Ángel Laguna Edroso)

   Los signos de Caín  (José María Tamparillas)


La maquinaria se pone en marcha

Será a finales de Mayo o principios de Junio.

Nuevas leyendas aragonesas pasa a ser una realidad que tocar, leer y gozar.

El libro está en la imprenta. La maquinaria en marcha. La ilusión intacta… Ya falta muy poco para que todos podáis disfrutar de las excelentes novelas cortas que lo componen.


El origen

En literatura no siempre está todo dicho. Los tiempos, los nuevos modos, los nuevos creadoresreclaman un pequeño espacio, una oportunidad. Eso pensaban loa autores que han elaborado las obras que componen este libro. Todos son aragoneses, todos pertenecen a una nueva y dinámica hornada de autores comprometidos con una visión moderna y desenfadada de la literatura, de la hibridación de géneros, del riesgo y la renovación.

Quizá fue en una conversación, en alguna de las tertulias que compartían, casi todos ellos pertenecen a la Asociación de Escritores de Aragón, y todos ellos son miembros de NOCTE: Asociación Española de Escritores de Terror; tertulia en la que se habló de su tierra, de las ganas que todos ellos tenían de crear algo relacionado con ella, sus gentes, su cultura.

El legendario aragonés es uno de los más ricos de España, tradición, historia, creencias, costumbres, se mezclan en él, enriqueciendo el acerbo cultural de la región con un sustrato maravilloso.

Maravilloso.

Ahí estaba la clave que todos buscaban, aquello que entroncaba su particular inclinación creativa y esa necesidad de expresar el amor por su tierra. Las leyendas ya está escritas, recopiladas, interpretadas, estudiadas en mil lugares, pero:  ¿Por qué no contribuir con una nueva hornada? ¿Por qué no crear un nuevo juego de espejos que deforman la realidad o la imaginación, un prisma que las elabora y las muestra alteradas por el filtro maravilloso del lo legendario?

Y se pusieron manos a la obra.

Y aquí está el resultado: seis historias, seis creaciones originales en las que cada autor mezcla su idiosincrasia con la propia de Aragón, donde cada autor proporciona un tono especial, fresco, alejado de los tópicos.


Tierra de brujas y endemoniados

Juan Ángel Laguna Edroso

Tras la muerte de su esposa, un joven escritor vuelve con sus hijos al pueblo de sus antepasados, Binara. En él intentará reconstruir su vida sin darse cuenta de que hay quien desea hacerse con lo que más ama.

Fragmento:

«…En un rincón, sentada en una mecedora, estaba una exigua ancitanita.
Percibí su presencia de inmediato, a pesar de que no emitía ningún sonido; tan
solo se balanceaba levemente, en silencio, con una sonrisa fija en los labios que
dejaba a la vista una dentadura mellada, llena de huecos. Sus ojos me miraban, punzantes, como si de un momento a otro fuera a decirme algo, pero su boca no se movía: estaba congelada en aquella mueca que, cuando más miraba, más siniestra me resultaba…«


Los signos de Caín

José María Tamparillas

¿De qué material está hecho el pasado, nuestro pasado más oscuro?
Está hecho de piedra, de una piedra negra y dura.
En el pueblo lo saben bien.
Ha surgido de la nada, convocada por Dios sabe qué extraño capricho. La roca se yergue en la Plaza. La roca les espera dispuesta a abrirse como una flor maligna, trazando con rasgos claros sus recuerdos más escondidos. Nada la destruye, nada la puede desgajar del suelo. Todos los habitantes del pueblo están encerrados en ella, con ellos su destino y el del pueblo en sí.

Fragmento:

«…El miedo es una de las emociones más contagiosas que existe, y los
animales, unos seres lo suficientemente sensibles para captarlo, asimilarlo y mostrarlo; por eso se apretujaban en las esquinas, erizándoseles el pelo cuando alguna racha de viento seco traía un ruido inocente a sus oídos. El aire en el otoño suele ser frío en el pueblo. Todos estaban acostumbrados. Ese día lo era más. De una frialdad preternatural que venía de dentro, de lo más profundo del alma. A todos, hombres y animales, en sus respectivos escondrijos, se les hacía el pellejo carne de gallina. Nadie era capaz de mantener alejado el toque helado que surgía de su propio interior, acuciado por esos crueles maestros de ceremonia: le desesperación, la conciencia…
«


Señor del Moncayo

Fermín Moreno

El “Señor del Moncayo” se mueve en medio de historias que danzan paralelas.

La vida del viejo Antonio, entre lienzos y monedas que no cubren el día, se debate… La nostalgia surca su camino en los pliegues del tiempo y la inclemencia de la soledad, deja a su paso el recuerdo de su hija Eva, quien vive su dolorosa historia; desembocando en un sino ajeno a toda humana expectativa.

En un lugar cercano, Eva asume su culpa, en una historia de abandono, ignorancia supina y vertiginosa carrera por salvarse. Y de las bambalinas de un escenario preñado de granizo, llega del circo su salvación… Entregándose Uta, quien buscaba libertad.

Y… en un final inesperado y retorcido… Uta cambalacha su alma, que no tiene, por la de la vieja Genara… haciéndose inmortal.

“Señor del Moncayo” nace de las entrañas mismas del Cipotegato y pare un nuevo mito con dolor.

Fragmento:

«…Con el ocaso se las puede ver, octogenarias, subiendo por las faldas del
Moncayo con sendas gayatas que no parecen necesitar. Van en busca de
plantas, o eso es lo que quieren pensar quienes las conocen.
Entrada la oscuridad, regresan al castillo que domina el pueblo. El dueño
del único bar aprendió hace tiempo a cerrarlo antes de la media noche. Los
mayores se emborrachan en silencio en sus casas; los jóvenes se van hasta
Tarazona para correrla, sabiendo que deben volver al día siguiente, si tienen
familia allí…«


El rayo rojo

Roberto Malo

Teruel existe, pero está muy lejos. Sin embargo, eso no impide que sus calles sean visitadas por gentes de todos los lugares… E incluso por seres de otros mundos.

Fragmento:

«…Observé ahí fuera a Blu. Mediría ya uno setenta. Yo, por mi parte, medía algo más de uno ochenta. No sabía lo que era más chocante; si sus pies azules, si su rostro azul, si su pelo azul. Me hubiera gustado contar con un gorro grande y con unas buenas gafas para así ocultarlo un poco, pero no tenía nada de eso. Cerré la cabaña y dejé la llave encima de la puerta. Caminamos hasta el coche, le abrí la puerta del asiento trasero y le indiqué que entrara. Él entró detrás, sin cuestionar nada. Salimos de allí…«